sábado, 27 de junio de 2009

Efectos colaterales

No sé si pienso menos, o pienso tanto que no puedo escribir, o las milanesas de soja me están haciendo un efecto extraño en el cuerpo... pero acá estoy con la bicicleta, los taxistas, los puentes y la rayuela como siempre. Me olvido de las cosas, para no perder la costumbre y hablo poco; sueño bastante pero cuando me levanto tengo otras cosas que hacer en ves de anotar.
Hoy vi como muchas personas esperaban la muerte sentadas en círculo.... y otras miraban sin ver; alguien tenía la cabeza apoyada sobre el brazo tendido en la mesa, ignoraba el sol que entraba por la ventana para iluminar el pasillo, ignoraba que a unos 3 metros alguien igual que él, con quien podría haberse puesto a conversar, tenía la mirada fija en la nada.

martes, 23 de junio de 2009

siempre cuando es de noche

no te saludo porque ya sabés, hay algo que nos une, me parece, y no hace falta caer en lugares comunes para empezar a hablarnos. Siempre cuando es de noche y mis manos tienen ganas de sentir las páginas de Rayuela, y quiero disfrutar su olor y volver a leer lo que subrayé hace un tiempo y suena un poco de música de fondo y parece que todos duermen, aparecés. Y sos más que vos. No sos vos, en realidad. Sos un yo que tiene otra vida a la que no conozco y casi nunca presto atención, pero con la que aveces me tengo que reencontrar para seguir siendo. No tiene que ver con gustar de alguien. Yo gusté mucho de vos, desde que te conocí hasta que que volví a Tefrelen y un tiempo después. Pero ahora sos Horacio y vivís con Talita y Traveler. Necesitás clavos y yerba, desestabilizás su relación, pero ya no tenés nada que ver con la Maga, porque ella nunca está en ninguna parte y aunque se acuerda de vos y de todos lo del Club, prefiere vivir así, de los recuerdos...

jueves, 18 de junio de 2009

scott flash

Hay cosas en la vida que no se pueden dejar de hacer, como...
plantar un libro
escribir un árbol
tener un órgano
donar un hijo

Entrevista a Manuel Moretti

"Mi pertenencia era no pertenecer"
Detrás de una barba bicolor y un par de anteojos, sentado en un bar de La Plata una tarde de lluvia y frío, está Manuel Moretti, un juninense que ya pasó los 40 y suena a un adolescente rebelde en los discos de su banda, Estelares. "La gente conoce más las canciones que a mí", lanza una vez que pidió su trago y fuego para encender el primer cigarrillo de la charla. Y parece ser cierto: en algo más de una hora, nadie se acercó a saludarlo, aunque hayan advertido su presencia, pero todos girarían de repente si comenzara a tararear "hoy, es un día perfecto". El motivo de su visita a la capital bonaerense tuvo que ver con una de sus presentaciones como solista, que suele intercalar con los compromisos de la banda que completan Víctor Bertamoni en guitarras, Pablo Silvera en bajo y Carlos Sánchez en batería. Por estos días, cumplen sus primeros quince años de vida, y para festejarlo decidieron hacer un viajecito: "Una temporada en el amor", su reciente disco, es mucho más que un homenaje al amor, es el inicio de una etapa de construcción que Moretti emprendió hace unos años y a la que arrastró, sin demasiado esfuerzo, a sus compañeros y seguidores.
¿Cuándo te das cuenta que la banda da un salto? Fue con "Sistema Nervioso Central" (su anterior disco). Yo sabía cuando estaba componiendo "Ella dijo" que iba a ser una canción popular, entendido como el gusto que va desde tu abuela hasta vos. Sabía que iba a pasar eso, pero no sabía que íbamos a tener un disco con cuatro hits sonando todo el tiempo. Además, con la cantidad de shows y con la repercusión de las canciones. ¡Me manda saludos gente que no conozco!
¿Cómo responden los primeros seguidores al éxito? Algunos se enojan, te sienten que sos parte de ellos. Pero nuestro compromiso es escribir las mejores canciones que podamos cada año, cada mes…
¿Dónde surge la necesidad de hablar sobre lo que vos llamás el "menemato" en el disco? Para mí es una etapa de no pertenencia, mi pertenencia era no pertenecer, mucha tristeza, cosas que aún hoy sigo sintiendo. (Marcelo) Tinelli es un representante del menemato, del vaciado de sentido, de la idiotez. Pero no lo digo como milico aburrido, lo digo con el dolor del alma. El creció en función de la dinámica de la política menemista que es vaciar de sentido, engañar, mentir, robar y facilitar el vacío. Fue muy cruel. Yo trabajaba cuatro horas y ganaba dos lucas. Si eras un tipo inteligente podías decir "esta guita no es mía". Entonces la canción "Los 90" dice "en los ojos de esa niña sólo hay ilusión, en los ojos del mañana no sé si hay perdón", y ahora se nota que no hay perdón.
¿Podés escribir sobre las cosas que te movilizan en el mismo momento en que te pasan o tiene que pasar un tiempo? Hay mucha gente que escribe con el mecanismo catártico, pero cuando es un trabajo artístico es diferente. Te puede movilizar algo que te pasa en un momento, pero está cargado de un montón de reflexiones, de datos, pensamientos. No es que voy a escribir "hoy estoy triste", es otro trabajo a pesar de que pueda estarlo. Escribo sobre cosas que me pasan pero con el ejercicio de un oficio.
Crisis constructiva Cuando volvió la democracia, en 1983, Moretti, como elige llamarlo Fito Páez, con quien grabó "Autobuses" para "Una temporada en el amor", era un adolescente. "En toda la primera etapa alfonsinista, estábamos como iluminados, frescos, con un montón de ideas", recuerda 26 años después. Capital Federal, adonde se había trasladado desde su Junín natal, "era muy cultural" y ofrecía un abanico de propuestas, "todo lo contrario a los `90"
Eran épocas "de chifladura", según sus propias palabras, y de cambio. "Era un momento de pérdida, a la que me he dedicado siempre; a escribir sobre la carencia, la dificultad de encuentro, diferente a esta", explica entusiasmado un Moretti al que cuesta asociar con la voz juvenil de Estelares.
¿De qué se trata "Una temporada en el amor"? Es un disco que tiene que ver con una etapa mucho más constructiva de mi vida. Hace tres años fui papá ("Mil abejas" está dedicado a su hija Juana), hace seis o siete decidí empezar a entenderme, son cosas como muy personales. El título fue el primero que se me había ocurrido, "Una temporada en el amor" como decir "una temporada en Villa Gesell"; el amor como un lugar geográfico, como construcción.

sábado, 6 de junio de 2009

Entrevista a Mario Parmisano

"El jazz es libertad de improvisar" Argentino, padre, pianista, arreglador, alegre, reflexivo, el músico que volvió al país, después de brillar en los escenarios más importantes del mundo, para estar más tiempo con su familia, defiende un género que en Argentina aún no logra ser popular. "Nadie es profeta en su tierra", se repite desde que la gente de Nazaret no le creyó a Jesús que él era el Mesías y tuvo que irse de su lugar de origen para conseguir que valoraran su palabra. Siglos después, convivimos con anónimos que salen a comprar el diario todas las mañanas con sus espaldas cargadas de reconocimientos internacionales. Como Mario Parmisano, un pianista y arreglador que compartió, durante quince años, los escenarios del mundo junto a los mejores músicos, y desde hace uno decidió volver a su suelo natal, en un momento de su vida en que "se necesita estar cerca de la familia". El una charla exclusiva con DIB, el músico que trabajó junto a David Lebón, Pedro Aznar y Silvina Garré, hasta que en 1993 viajó a Estados Unidos para incorporarse al grupo del legendario guitarrista Al Di Meola, habló sobre la figura de Astor Piazzolla, a quien homenajea en un espectáculo junto al bajista Jorge Oss y el baterista Lucas Canel, la escena musical argentina y "la moda" del jazz. ¿Por qué un homenaje a Piazzolla? Piazzolla le interesa a muchos músicos por lo importante que es en el mundo entero. Yo desde el ‘93 vengo haciendo este show ("Tributo en Jazz a Astor Piazzolla") en todo el mundo, con Al Di Meola, con la Sinfónica de Moscú, de Toronto…. ¿Es diferente su imagen afuera que en Argentina? Sí, es increíble. Una vez estaba con Al Di Meola en 2000, en un Festival de Jazz en Alemania, donde elegían al mejor músico del mundo, ahí en la tierra donde nació Beethoven. Y me sorprendió cuandoestaba en el escenario y resultó elegido "don Astor Piazzolla". Me quería morir. De Argentina se tuvo que ir porque todo el mundo le dio la espalda, se fue a Francia sin un mango, con plata que le ayudaron a juntar los amigos. La gente le dijo que lo que hacía no era tango, entonces lo llamó "música de Buenos Aires" y tuvo éxito. Yo también me tuve que ir en el ‘93… ¿Por qué el jazz no se escucha en nuestro país? Acá en Argentina no es popular porque es nuevo. Cuando yo empecé a hacer fusión de jazz éramos muy pocos en el país. Fuimos pioneros en mezclarlo con tango y ahora hay miles que lo hacen. Internet ayudó mucho a que se genere eso. Parece como si estuviera de moda… Sí, decir "me gusta el jazz" es fino. ¿Es un género difícil de entender? No, es súper amplio. Hoy con la globalización por Internet se fusion con muchos estilos de música. La palabra jazz significa la libertad de un músico de poder improvisar. ¿Cómo encontraste la escena musical argentina después de tantos años afuera? Para mi sorpresa, la diferencia, en todos los sentidos, fue cómo fuimos perdiendo calidad. En los ‘70 escuchábamos a Charly (García), a (Luis Alberto) Spinetta. Hoy salieron muchos grupos que llenan estadios y musicalmente son torpes. Aunque por otro lado, me sorprendió también la cantidad de chicos que tocan bien, que van a escuelas de jazz. Hoy en día cualquiera tiene acceso a toda la información para aprender a través de Internet. ¿Cómo te sentís vos acá? Es muy ingrato que alguien que tocó en los mejores escenarios, acá sea casi un desocupado. Pero tengo fe que va a cambiar… Hay muchos homenajes a Piazzolla, ahora está Gury Burton junto a parte de su último quinteto. ¿Tenés relación con ellos? A los tres los conozco (Pablo Ziegler en piano, Héctor Console en contrabajo y Fernando Suárez Paz en violín), a Burton no personalmente. Hubiera sido bueno que los hicieran sin que viniera un estadounidense, porque ellos son los importantes.

martes, 2 de junio de 2009

La Renga en La Plata

La lluvia paró justo a tiempo para que las casi 40 mil personas que habían llegado al Estadio Ciudad de La Plata comenzaran a saltar y cantar con los primeros acordes de "Almohada de piedra", el tema que La Renga eligió para dar comienzo a un show en el que desmintió su separación y adelantó parte de su próximo disco. Durante dos horas, el trío de Mataderos interpretó los temas que marcaron su carrera para toda América Latina gracias a una trasmisión de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (Amarc), "sin monopolios de por medio", según las propias palabras de Chizzo.
La actitud contestataria se repitió en varias ocasiones, y no solo los medios de comunicación fueron blanco de críticas: "¿Quién tira las zapatillas? ¿Quién los mandó, Los Piojos?", volvió a gritar el líder del trío, con la voz distorsionada con la que elige dirigirse a "los mismos de siempre", mientras Tete corría y saltaba con su bajo por todo el escenario, un misterioso castillo con un camino hacia "otra dimensión". Entre los reconocidos y coreados "Estalla", "Desnudo para siempre", "La razón que te demora" y "Cuando vendrán", Chizzo presentó "Canibalismo galáctico", uno de los temas queformarán parte del próximo disco de la banda, "algo así sobre cómo los seres se carcomen entre sí". Los rumores de separación se hicieron humo entre las bengalas de colores y el vapor que se desprendía de los cuerpos amontonados. "La Renga no se separa y el show no se suspende" fueron las palabras justas con las que Chizzo tranquilizó a su público y lo hizo estallar en silbidos y gritos de alegría.
"El final es en donde partí" A pesar del sonido, que desde diferentes sectores del gran estadio platense no llegaba a transmitir la potencia a la que La Renga tiene acostumbrados a sus fanáticos, banderas de diferentes puntos del país decoraron las plateas y circularon entre el campo. Estrellas y caras del "Che" Guevara de todos los tamaños hacían referencia a diversos puntos de la provincia de Buenos Aires, Mendoza, San Juan y Córdoba. Sobre el final, cuando ya habían pasado casi dos horas de show, Chizzo volvió a dirigirse a la masa para agradecer el éxito del encuentro pese al mal tiempo: "Gracias por bancarse la lluvia y venir a encontrarnos", sostuvo la voz de la banda que se completa con Tete en el bajo, Tanque en batería, Manu en armónica y guitarra, y Chiflo en saxo y trompeta. Tras un breve descanso, los de Mataderos volvieron al escenario para completar la última entrega de la noche: "Panic Show", "El Rebelde" y "El final es en donde partí" formaron parte del desenlace, donde "Hablandode la libertad" hizo que explotaran las últimas bengalas. Esperen el nuevo disco, espero que les guste", anunció Chizzo pasada la medianoche, para despedir a las 40 mil almas que permanecieron inmunes al tiempo.

Fotos: Martín Raggio