- La gente se ríe con eso, no tiene nada que ver con la violencia.
- Que la gente se ría con eso tiene que ver con un proceso histórico, pero no significa que esté bien.
Que cualquier persona reflexione sobre la violencia contra las mujeres e intente dar un mensaje público para denunciarla y erradicarla, me parece muy valioso. Sobre todo si ese mensaje puede enviarse por un medio tan masivo como la televisión.
En los últimos años, muchos personajes mediáticos y artistas pusieron por lo menos su cara y su voz para hacer visible un reclamo tan antiguo y naturalizado como la violencia de género. Sin dudas que su colaboración ayudó a generar un debate público sobre el tema sumamente favorable, si consideramos que para que una problemática social sea resuelta, primero es necesario conocerla, hablar sobre ella y no ocultarla bajo la alfombra de lo "privado".
Un ejemplo sencillo sobre esto, es la novela de Telefé "Vidas Robadas", donde Solita, Facundo Arana y compañía sacaron de la oscuridad un caso de trata de mujeres con fines de explotación sexual, una de las variantes más comunes de violencia. Fue la mejor estrategia hasta el momento por la que millones de personas de todo el país se enteraron que existían redes de delincuentes que secuestran, venden y compran nenas, adolescentes y mujeres para ganar plata obligándolas a prostituirse, a través de golpes, violaciones, drogas y amenazas.
Hace unos días, vi en Canal 7 como Guillermo Francella se sumó a la lista de artistas con una propaganda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, donde se anuncia una línea telefónica para denunciar casos de violencia.
"Si vos no podés frenarla, nosotros sí", dice el spot, en el que el actor, con el perfil más serio que puede, anuncia que se trata de un problema de todas las clases sociales y alerta a que "no te agregan" y que "no te insulten".
Teniendo en cuenta la trayectoria actoral de Francella, su perfil más serio todavía me parece poco serio. Sobre todo si pienso en algunos de sus personajes, como el padre que se calentaba con la amiga de la hija en "La nena", o el médico que se acostaba con todas las enfermeras en el hospital, o el amigo que se hacía pasar por gay para tocarla.
Muchos podrán decir que son solo sketchs muy divertidos que lo único que pretenden es hacer reir a la gente (a los hombres, principalmente). No estoy en total desacuerdo. No considero que Francella sea un pervertido ni un pedófilo.
Sin embargo, no puedo evitar ver su trabajo como la otra cara de la moneda que reproduce y aliementa ciertos estereotipos sociales que siguen fomentando la desigualdad y ubicando a las mujeres como meros objetos de deseo. Y del otro lado, la violencia.
Me hubiera gustado más un Francella arrepentido de todos esos personajes machistas y humillantes. Porque pasarle la franela al pasado, también es una forma de colaborar.
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