lunes, 23 de febrero de 2009

Entre algo y otra cosa

Entre siempre y jamás el rumbo el mundo oscilan y ya que amor y odio nos vuelven categóricos pongamos etiquetas de rutina y tanteo-jamás volveré a verte-unidos para siempre-no morirán jamás-siempre y cuando me admitan-jamás de los jamases-(y hasta la fe dialéctica de) por siempre jamás-etcétera etcétera de acuerdo pero en tanto que un siempre abre un futuro y un jamás se hace un abismo mi siempre puede ser jamás de otros tantos siempre es una meseta con borde con final jamás es una oscura caverna de imposibles y sin embargo a veces nos ayuda un indicio que cada siempre lleva su hueso de jamás que los jamases tienen arrebatos de siempres así incansablemente insobornablemente entre siempre y jamás fluye la vida insomne pasan los grandes ojos abiertos de la vida. Mario Benedetti
Consigna: crear un texto de no más de diez líneas con las palabras marcadas.
Insisto en caminar por el borde de la vida, como quien va incansablemente desafiando a los abismos, sabiendo que el futuro está a la vuelta de la esquina, cruzando una meseta de rutinas que amenazan con arrebatos de locura inútiles, que no cambian el mundo, ni convierten el odio en amor, y al final, ni te sacan de la caverna.
Sabiendo también que para ver esos ojos unidos que pasan delante de mí es necesario dejar las etiquetas y seguir los indicios que fluyen y todavía veo imposibles.
Convenciendo a mis huesos de que presten ayuda para no verte siempre, ni tanto, porque al final morirán los etc que existen a veces, y jamás será un recuerdo.

viernes, 13 de febrero de 2009

Para no festejar estupideces

(al hace clik sobre la imagen se agranda y se puede leer!! no exijan la vista muchachos) www.contrafiesta.blogspot.com

jueves, 12 de febrero de 2009

Entrevista a Adrián Otero

El cantante que volvió a nacer con la muerte de Memphis

Después de atravesar uno de los momentos más difícil de su vida, que significó una batalla ganada contra las drogas y el alcohol, el ex líder de Memphis La Blusera, la banda que desde 1978 se instaló en la escena musical local, dio vuelta la página y decidió disfrutar de la vida: “Estoy tranquilo, recuperé mi hábito por la lectura, leo tres libros al mismo tiempo, estoy escribiendo mucho y disfruto del silencio”, afirma Adrián Otero.

“Imán”, su primer disco como solista pero seguramente no el último, es el resultado de esa situación bisagra que le tocó vivir, y el fruto de “una necesidad personal” que lo llevó a componer y grabar todos los temas en solo seis meses durante 2008. “Lo que me salió fue una música muy eléctrica y muy rítmica, muy en el asunto del soul, del funk...”, presenta un Otero relajado, que mide sus palabras y deja pasar sin temor a los silencios que matizan su relato.

Con él ya recorrió los escenarios de la Trastienda y el Pepsi Rock, viajó a Mendoza y a Paraguay, y visitará este jueves el Casino de Tigre antes de pensar en una pasada por Chile, donde sus fans lo reclaman.

¿Cómo sentís que fue recibido el disco?

Los discos, en esta época en que la gente elige tema por tema y lo baja por Internet, son más bien para difundir la música que para venderlos. Yo me siento muy bien de haberlo hecho porque fue un trabajo que necesité hacer después de un período bastante complicado que viví y ahí expreso mi estado de ánimo.

¿Qué te genera volver al escenario como solista? ¿Sentís lo mismo que en los orígenes de Memphis?

No, la misma sensación que con Memphis no porque tengo 27, 28 años de estar arriba de los escenarios. Es una sensación distinta donde me hago cargo de mí mismo. No tengo una banda que me respalda en lo orgánico, tomo yo solo las decisiones, por lo tanto incluyo y excluyo a los músicos de acuerdo a mi criterio y eso también es una responsabilidad que corre por mi cuenta.

¿Sentiste miedo de estar solo en algún momento?

No, porque separarme de Memphis era una necesidad que tenía y que venía incubando desde hacía unos años y por fin tomé la decisión que era la única que podía tomar.

¿Cuál fue el detonante por el que dijiste “no va más”?

El desgaste, hacer siempre lo mismo, el modo de vincularme, etc.

¿Cómo te manejás con Internet?

La verdad que si no tengo a alguien que me lo haga, no lo sé hacer yo. Todavía estoy en veremos con mi página web. Internet lo uso para los mails y para estudiar algo que me interesa, pero no para mi difusión.

¿Te gustan las bandas nuevas?

La música nueva se parece mucho a la vieja. No hay nada que me guste, escucho siempre lo mismo. Por ejemplo, esa propuesta de reggaeton no me parece agradable, y después el rock está volviendo para atrás y reeditando cosas que ya escuché. Es la misma mesa pero con mantel nuevo, en muchos casos mantel de hule (risas).

Muchas bandas se volvieron a reunir y ustedes lo podrían haber hecho con Memphis...

Es por dinero. Este año lo podría haber hecho con el festejo por los 30 años de Memphis y girar por todo el país, pero preferí cuidar mi mente y mi salud. No está entre mis prioridades ese tema, prefiero remarla de abajo de vuelta, tengo energía y muchas propuestas nuevas, tengo ganas de grabar un disco más este año. No es el dinero lo que motiva mi relación con la vida en este momento.

Amante del tango y de Vélez, Otero se reconoce un tipo “supersticioso” que va por la vida con amuletos, entre ellos el imán: “Ando con un imán encima, me pego a los trenes, a los puentes, a las ortodoncias” bromea.

Después de 30 años de carrera, Otero habla “desde la experiencia”: “Es muy difícil conseguir algo por muchas presiones que tienen los medios de comunicación. Hay artistas que vienen al país y lo hacen con un soporte económico que yo no estuve en condiciones de dar, entonces sonó un tema mío por la radio, un corte, y el disco ahí quedó”.

Por eso planea el lanzamiento de un nuevo material para abril, para que el primero “se empiece a escuchar”. “Las radios están pasando muchos clásicos antiguos y no se juegan por difundir la música nueva”, sostiene.

De la época de Memphis, Otero conserva a su pianista y amigo, Germán Wiedemer, con quien comparte ideales y la composición de los temas. “Me gusta estar con los pocos amigos que me han quedado. Después de tener un millón de amigos como Roberto Carlos, ahora me encuentro que tengo dos o tres”, reflexiona sin perder la sonrisa el músico de 52 años.

¿Qué te parecen las canciones que hablan de la droga?

Si tienen eso para expresar que lo expresen, a mí me parece que no está bueno. Es un acto de la vida privada no para hacer apología. Es un tema muy serio, muy doloroso que nunca termina bien.

Hay momentos en la vida en que uno no tiene conciencia en lo que está haciendo. Cuando yo tenía 20 años era tabú hablar de todos estos temas. Y sacarlo para afuera para poder enganchar gente, porque la droga está instalada, me parece que no hace falta. Hay muchas cosas para hablar que no tienen nada que ver con una cosa que altera los sentidos. El sexo es más fuerte que las drogas, y no hace mal, al contrario. Si está tratado con delicadeza es un tema mucho más interesante...

¿Después del momento difícil es un volver a vivir?

Hay cosas que ya no me gustan más y hay otras que disfruto mucho. No me gusta más salir, yo fui bolichero toda mi vida. Desde la adolescencia que iba a discotecas, cambiaba mucho de mujer, y me tomé siempre la vida como en “sol fa” y ahora me la tomo en “re mi”. Las canciones hablan de un estado de ánimo de ir para adelante y de comprender que a vida merece ser vivida.

miércoles, 4 de febrero de 2009

decime una palabra... oveja!

Oveja me hace acordar al amigo de un primo que al que le decían así. Era muy chica pero me acuerdo, como me acuerdo cuando me tragué un ladrillito de esos de jugar cuando tenía 3 años, y lo escupí en una rejillita que había en el pasillo laaargo que daba a mi casa desde una simple puerta de madera contra la vereda. Y aunque prácticamente no me puedo acordar de ese momento, retengo la sensación y la imágen de cómo se iba el ladrillito, que en mi recuerdo vive de color rojo, con el agua que corría por dejabo de la rejilla. Es increíble acordarse de ese tipo de cosas, que pasaron como en el más allá. Lo increíble es la cantidad de información que guarda la mente, ya lo dijo Nico anoche mientras cenábamos una pizza que pensábamos que iba a ser picante y al final no tenía gusto a nada. Al momento de pagar, Nico sintió que le había dado dos billetes a la moza, y corrió hasta la caja siguiéndola para preguntarle, ingenuamente, intentando encontrar honestidad del otro lado, si en realidad había pasado lo que suponía. La chica lo negó pero no nos convenció su cara (esas cosas se notan en el gesto, y quizás, pobre, yo pensaba que si decía la verdad era injusto ver mentira en sus ojos, pero la desconfianza es más fuerte en algunos momentos) entonces ayudé a Nico a recorrer mentalmente todos sus movimientos de los últimos cuatro días. No era una tarea fácil, y mucho menos para él que jamás se acuerdo lo que hizo cinco minutos atrás, pero igual la emprendimos. Entonces, cajero, hamburguesas en la peatonal, no, no, milanesa a medias con Andy. Y una vez en La Plata, el pasaje, pero lo pagó él, yo le devolví 20 pesos después, pero compré el de vuelta... ahí está, debo haber cambiado ahí porque después el domingo no salí y me vine para acá. Hoy en el laburo fui al comedor...no puede ser! Que si, que no, en fin, no. Creemos que no nos robó para poder seguir yendo porque la pizza después de todo es rica, y el lugar está bueno, no como en Thionis que parece una vidriera. Qué cosa como se visten las nenas a los 8 años, cartera, escote, collar con brillos... qué usarán de adolescentes? No te indignes... a mí me da más bronca ese flaco que vivió en la pensión todo un año conmigo y no me saluda porque ahora tiene novia. Y eso que lo crucé el otro día, no entiendo esas relaciones. Al final me fui de tema, como siempre, o no tanto... Después de todo son palabras... entendimiento, intercambio, disparador, encuentro, depende de cada quién.
Extraña relación es la que tenemos con las palabras. Aprendemos de pequeños unas cuantas, a lo largo de la existencia vamos recogiendo otras que nos llegan con la instrucción, con la conversación, con el trato con los libros y, sin embargo, en comparación son poquísimas aquellas de cuyos significados, acepciones, y sentidos no tendríamos ninguna duda si algún día nos preguntaran seriamente si las tenemos. Así afirmamos y negamos, así convencemos y somos convencidos, así argumentamos, deducimos y concluimos, discurriendo impávidos por la superficie de conceptos sobre los cuales sólo tenemos ideas muy vagas y, pese a la falsa seguridad en el general aparentamos mientras vamos tanteando el camino en medio de la cerrazón verbal, mejor o peor nos vamos entendiendo y, a veces, hasta encontrando.
(Saramago, "El hombre duplicado")