"El jazz es libertad de improvisar"
Argentino, padre, pianista, arreglador, alegre, reflexivo, el músico que volvió al país,
después de brillar en los escenarios más importantes del mundo, para estar más
tiempo con su familia, defiende un género que en Argentina aún no logra ser popular.
"Nadie es profeta en su tierra", se repite desde que la gente de Nazaret no le creyó a Jesús que él era el Mesías y tuvo que irse de su lugar de origen para conseguir que valoraran su palabra. Siglos después, convivimos con anónimos que salen a comprar el diario todas las mañanas con sus espaldas cargadas de reconocimientos internacionales. Como Mario Parmisano, un
pianista y arreglador que compartió, durante quince años, los escenarios del mundo junto a los mejores músicos, y desde hace uno decidió volver a su suelo natal, en un momento de su vida en que "se necesita estar cerca de la familia".
El una charla exclusiva con DIB, el músico que trabajó junto a David Lebón, Pedro Aznar y Silvina Garré, hasta que en 1993 viajó a Estados Unidos para incorporarse al grupo del legendario guitarrista Al Di Meola, habló sobre la figura de Astor Piazzolla, a quien homenajea en un espectáculo junto al bajista Jorge Oss y el baterista Lucas Canel, la escena musical
argentina y "la moda" del jazz.
¿Por qué un homenaje a Piazzolla?
Piazzolla le interesa a muchos músicos por lo importante que es en el mundo entero. Yo desde el ‘93 vengo haciendo este show ("Tributo en Jazz a Astor Piazzolla") en todo el mundo, con Al Di Meola, con la Sinfónica de Moscú, de Toronto….
¿Es diferente su imagen afuera que en Argentina?
Sí, es increíble. Una vez estaba con Al Di Meola en 2000, en un Festival de Jazz en Alemania, donde elegían al mejor músico del mundo, ahí en la tierra donde nació Beethoven. Y me sorprendió cuandoestaba en el escenario y resultó elegido "don Astor Piazzolla". Me quería morir. De Argentina se tuvo que ir porque todo el mundo le dio la espalda, se fue a Francia sin un
mango, con plata que le ayudaron a juntar los amigos. La gente le dijo que lo que hacía no era tango, entonces lo llamó "música de Buenos Aires" y tuvo éxito. Yo también me tuve que ir en el ‘93…
¿Por qué el jazz no se escucha en nuestro país?
Acá en Argentina no es popular porque es nuevo. Cuando yo empecé a hacer fusión de jazz éramos muy pocos en el país. Fuimos pioneros en mezclarlo con tango y ahora hay miles que lo hacen. Internet ayudó mucho a que se genere eso.
Parece como si estuviera de moda…
Sí, decir "me gusta el jazz" es fino.
¿Es un género difícil de entender?
No, es súper amplio. Hoy con la globalización por Internet se fusion con muchos estilos de música. La palabra jazz significa la libertad de un músico de poder improvisar.
¿Cómo encontraste la escena musical argentina después de tantos años afuera?
Para mi sorpresa, la diferencia, en todos los sentidos, fue cómo fuimos perdiendo calidad. En los ‘70 escuchábamos a Charly (García), a (Luis Alberto) Spinetta. Hoy salieron muchos grupos que llenan estadios y musicalmente son torpes. Aunque por otro lado, me sorprendió
también la cantidad de chicos que tocan bien, que van a escuelas de jazz. Hoy en día cualquiera tiene acceso a toda la información para aprender a través de Internet.
¿Cómo te sentís vos acá?
Es muy ingrato que alguien que tocó en los mejores escenarios, acá sea casi un desocupado. Pero tengo fe que va a cambiar…
Hay muchos homenajes a Piazzolla, ahora está Gury Burton junto a parte de su último quinteto. ¿Tenés relación con ellos?
A los tres los conozco (Pablo Ziegler en piano, Héctor Console en contrabajo y Fernando Suárez
Paz en violín), a Burton no personalmente. Hubiera sido bueno que los hicieran sin que viniera un estadounidense, porque ellos son los importantes.
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