miércoles, 28 de octubre de 2009
Te echarán de menos
Bueno, sí, la profesora de historia está medio loca. No tanto como para abandonar su clase; a veces dice cosas tan interesantes que quiero ser tan desequilibrada como ella. Si un monólogo sobre el cardenismo se interrumpe con bronca porque suena un celular "y ya" (como descubrí hoy que dice ella) no aporta nada. Pero si en cambio, después de esperar que termine de sonar el ringtone se hace una reflexión (siempre en tono alterado, claro) acerca del avance de la tecnología en la vida cotidiana, se puede abrir un buen debate. Y cuál es el problema? A mí me parece bien lo que algunos consideran una simple catarsis, un vómito innecesario hacia los alumnos que, indignados, reproducen la pasividad que intentamos combatir!! Y no es porque comparto todo lo que hace y dice: tenía ganas de levantarme y clavarle la lapicera en la nariz cuando se pasó interrumpiendo todo el parcial... pero tenía razón: se llevaron el escritorio porque estamos en época de elecciones y hay que hacer "cosas copadas" como llevar una notebook o un metegol, proyectar imágenes de Chávez y colgar carteles de adhesión y rechazo a todo.
Cómo trabaja la mente, ya lo dijo Lucía una vez,: pensé todo esto mientras intentaba ordenar las sensaciones que me produjo mi renuncia a Facebook, o mejor dicho, el saludo que Facebook me dedicó.
Ya me habían comentado que una vez que entrás, zas! te enganchan para siempre y te morís hecho un triste anciano etiquetado. Pese a las advertencias (de quienes hoy creo que en realidad no tenían tantas ganas de volver a ser anónimos) me registré en la "red social más grande del mundo" y por unos meses me sentí ...igual. Salvo por esos momentos, a la noche, en los que miraba cuántas invitaciones virtuales y masivas me habían envíado y leía "en mi muro" las pavadas que habían escrito mis amigos y las fotos que habían decidido por mí mostrar a todos sus otros amigos y a los amigos de sus amigos, amén.
El experimento, que nunca se convirtió en una nota periodística para el trabajo, duró lo que tenía durar. "Postié", "comenté" y "etiqueté" durante el tiempo necesario para darme cuenta de que no necesitaba cybervivir para seguir viviendo. Entonces, le dije una noche a Facebook que quería dejar de formar parte de su millonario negocio basado en un álbum fotográfico mundial en el que la gente pelea por salir linda y "cool" mediante cualquier estrategia (pucheritos, anteojos, montañas, efectos visuales, etc, etc hasta el infinito) y piensa de qué manera puede recibir mayor cantidad de halagos.
La respuesta de Facebook no me sorprendió, a nadie le gusta que le toquen el bolsillo en esta sociedad capitalista, no?. Aunque sinceramente... Facebook... intentar dar un golpe bajo, te parece?
Fotos en las que estaba abrazada a "mis amigos" (a los que en realidad puedo contar con los dedos de las manos) aparecían todas con una misma frase: "Lucía te echará de menos", "Juan te echará de menos", "Rigoberto te echará de menos"...
Tomatelá! Si algo me faltaba para odiarte (además de todas las razones que escribí y las que me reservo para no herir sensibilidades) era que intentaras mantener a un cliente con un "golpe bajo". Y más aún, que ese "cliente" fuera yo.
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2 comentarios:
Bien Patricio!! que cuelgue que soy, jaja
Me gusta tu enfoque, la vida no pasa por Facebook y además todo el camino que falta.
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