¿Será el problema ponerle a todo un nombre? Muchas veces los nombres nos dividen, nos hacen odiar a gente igual a nosotros; nos privan de la valiosa posibilidad de escuchar ideas; nos unen con quienes entienden esos significantes de manera similar a nosotros, pero nos obligan a diferenciarnos por cualquier medio de aquellos que no los comparten.
Mientras tanto, siempre hay obreros, románticos, mujeres oprimidas, patrones, indios, locos, avaros, capitalistas, bohemios, niños, monarcas, ciudadanos, pobres, dictadores, dioses, comunistas, pueblos, gobiernos, ricos, militares, analfabetos, fachos, líderes, machistas, religiosos, revolucionarios, fundamentalistas, malos, buenos, y así...
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