miércoles, 30 de septiembre de 2009
la vida desde otro balcón
Hoy me siento en otro balcón de la ciudad y pienso qué fácil era ver cuando todo estaba tan disponible del otro lado de la calle. Entonces me imagino en qué prestaría atención para descubrir el lugar en donde estoy si alguien me hubiera secuestrado en mi propia casa. Los árboles me dicen que hace años que nadie se sube a podarlos, quizás rija la misma ley municipal que en mi pueblo por la que una vez retaron a mi papá por cortarle el flequillo a uno que se enrredaba en nuestros cables. En el centro no hay tantos árboles altos como acá, ni edificios tan bajos. Ocupan cada milímetro de manzana con sus Building aunque después todos los vecinos tengan problemas con el agua, las cloacas, que la presión y esas cosas...
Pienso en Dardo Rocha y en otro Dardo, uno de la facultad que no me conoce pero yo sí a él, por llamarse Dardo, claro. Y en Benoit. Qué loco dibujar una ciudad y que de golpe se haga realidad y todos recorran las novedosas diagonales que se te ocurrieron a vos en un papel. Todo eso de los modelos extranjeros.... al final estamos rodeados de ideas importadas. ¿Vendrá de otro país también el consejo de no podar a los árboles incluso cuando pueden provocar un cortocircuito en tu casa?
A mí me gustaría dibujar una ciudad donde se pudiera ver una porción de cielo medianamente respetable (de 15 de mis manos de alto por 32 de ancho) desde cualquier posición. Las casas tendrían que estar separadas lo suficiente como para que en cada una entrara el sol, por diferentes rincores, desde que viene para esta porción de tierra hasta que se va para el otro lado del mundo.
Los caminos, entonces, tendrían que ser todos de ida y vuelta, como en los pueblos, porque teniendo en cuenta la distancia a la que se encuentran las casas, sería bastante incómodo dar vueltas según para que lado baje una calle, o suba otra. Y no habría plazas cada seis cuadras, sino cada tanto, ni estatuas haciendo cuernos, ni arqueros, ni filas de edificios públicos, todo estaría disperso por ahí. Qué me importa eso de que el orden trae el bienestar, si conozco tantos lugares desordenados donde la gente vive feliz!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario