Hay que ser mala leche... y no lo digo ahora por mi amigo. Colgar una película sabiendo que el espectador no podrá conocer el final es de garca, diría mi papá. Y encima con una película sobre el archibueno de Nelson Mandela. Iba por la parte en que se saca la gorra de los Springboks para saludar a los 63 mil sudafricanos detrás de unos anteojos hipies, mientras afuera un niño pobre y negro festeja con policías blancos y buenos.
La necesidad de terminar las historias me supera, por eso, aunque nunca fui buena para pensar finales, me cuestan como los títulos, lo voy a intentar solo para aplacar la (mi) intriga:
1) Mandela invita a una fiesta loca en su casa para celebrar la victoria y al día siguiente amanece desnudo con su secretaria borracha, mientras cientos de fotografos blancos se agolpan en la ventana de su habitación, después de jugar un partido de rugby con los guardaespaldas y envenenarlos en el Tercer Tiempo.
2) Springboks y All Blacks intercambian mails y prometen ir de campamento todos juntos el siguiente verano.
3) La empleada de la casa de Piennar revala que es ella la verdadera madre del capitán del equipo y no la mujer blanca que a penas habla durante el film.
Por favor, no quieran prestarme la película, contarme el final ni hablarme nunca más del tema. Acá se cierra un capítulo de mi vida.
2 comentarios:
el verdadero final es que en realidad la mujer que trabaja en lo de Piennar salía con un ex-wing de la selección, q es el padre de Piennar, al que lo cagaba con Mandela con quien tuvo un hijo pero este nunca lo supo, y la madre política para ocultar la verguenza le hizo a Piennar jr el mismo tratamiento que Michael Jackson. ajajajajja. Saaannn
Fuiste el blanco de mi furia!!! Pero ahora ya te vuelvo a querer!!
Gracias a San y a Mandela por existir
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