En la puerta hubo que esperar un rato para el total desalojamiento cenístico de los músicos de todas las bandas y luego al entrar, hubo caramelos de colores y algunos stickers. En el primer turno estuvo la gente de Narda Lepes que sonaron ajustados arriba y abultados por fuera; de todas formas el sonido iba a ser una constante durante toda la noche.
Luego fue el turno de Los Kahúnas y su fuertísimo Rockabilly playero y si quieren un poco más de nivel, también surfista. Las peladas y chivas lucen bien al frente de las cuerdas en cualquiera de sus solos permanentes. Al parecer el sonido de la banda está definido desde el primer momento y la ejecución en vivo es tan solo una ceremonia placentera. Al concluir el show y frente a la insistencia de un individuo sobresaliente, la banda metamorfoseó “Misirlou” de Dick Dale and His Deltones introducida en la película de Tarantino: Pulp Ficción. Todos contentos, en realidad el individuo más que todos y el escenario listo para servirse de glamour y soberbia estimulante.
Rock–Pop femenino para establecer a Lara Pedrosa en bajo y coros (de lo más sobresaliente en actitud), Lucía Borensztein en batería y en guitarra y voz (principal) Naila Borensztein. Con Lara, rosada y mucho movimiento, el trío estuvo de paso por la ciudad en tiempo y forma. Abrieron con “Avión” (nombre homónimo que recibe su segundo disco de estudio), “Ya no”, “Wake up”, “Soy nada” para desembocar en “Nunca iré”, primer corte de difusión en el cual participa Cerati (podríamos decir su padrino preferido). A esta altura el sonido cerró una noche nefasta otorgando una bola pegajosa de volumen que lejos estuvo de solucionarse también en esta ocasión.
Bajo el ciclo “Suena”, en ese bar donde el naranja predomina (Biguá), No lo soporto siguió su línea obligatoria con “Blue Taiwán” “Otro lado”, “Instante”, “No se” e “Insignificante”, en los que se puede apreciar que el ritmo que se aceleró en su segunda producción, también han sido ingertados en la misma banda estilística los de su primer disco.
Rompiendo con el monopolio femenino, las tres chicas estuvieron acompañadas en la mayoría de los temas por Agustín Farra en segunda guitarra, estableciendo momentos de mayor contundencia a la hora de esa aceleración mencionada.
Ella es demasiado conciente que es atractiva, sensual y exuberante; entonces Lara con faja de viola taquigrafiada con letras que forman “Police Line”, anuncia el final: “I´Know”, “trueno” y tan solo 45 minutos y breves saludos.
por Facundo Arroyo
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